jueves, enero 18, 2007

Cambiando a Rocio




Mi casa

En mi casa esta el mar
La arena, las estrellas, la calma
La brisa y la furia
La noche y el día
Las montañas, los ríos
Mis amigos
Mi Familia

En mi casa estas vos
Siempre presente
Aunque no estés
Estas

En mi casa hay plantas
De hojas verdes
De flores
De especies
Plantas adoptadas
Encontradas abandonadas
En puertas de edificios ajenos
A punto de morir

¿Qué más hay en mi casa?
Platos, vasos, chocolates, muchos libros
Más papeles, cartas escritas, cartas recibidas
Una computadora donde escribo

No hay bañera
No hay patio con pastito
No hay perro
No hay rencores, ni broncas, ni energías negativas
La puerta esta cerrada a todas ellas

Muchas cosas sobre mi madre

Nunca entendí, (ahora un poco quizá) por qué mi mamá contaba lo que le pasaba a la otra gente, gente que conocíamos y gente que era conocida por esa gente que conocíamos. Lo contaba como algo mágico, valedero, como una vida que valía la pena. En cambio todo lo que hacían o hacen sus hijas es insuficiente. En ese momento yo sentía que mi vida era mágica y que tenía todo lo que deseaba. Pero tanto cae la gota sobre la piedra que hace el agujero. Ese agujero en este caso lo hizo mi madre. Yo nunca me vestí lo suficientemente elegante, ni tuve nunca el peso adecuado, mis actitudes siempre fueron brutos, siempre había carreras mejores que la mía o compañeras que tenían mejor nota, o si tenían peor nota seguramente tenían algo en que superarme. Por qué ese afan de comparación? Si ella no se sentía lo suficientemente valiosa por qué trasmitírmelo a mi?
Cada uno viene con un kit de mágia incorporado, en nosotros esta abrirlo, pispiar, usarlo, guardarlo cuando haga falta, recordar algunos trucos, sorprender con otros ...