
Pero lloro lo mismo, Rocamadour, me equivoco, porque a lo mejor soy mala o estoy enferma o un poco idiota, no mucho, un poco pero eso es terrible, la sola idea me da cólicos, tengo completamente metidos para adentro los dedos de los pies, voy a reventar los zapatos si no me los saco, y te quiero tanto, Rocamadour, bebé Rocamadour, dientecito de ajo, te quiero tanto, nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete ... Julio Cortazar
jueves, marzo 27, 2008
Saturación

martes, marzo 25, 2008
Colectivos y algo más

Subia al colectivo, me sentaba (preferiblemente en un asiento de uno), o de dos del lado de la ventana. Siempre estan los que ocupan el asiento de a dos pero se sientan del lado del pasillo por que vayan rápido. En ese momento empezaba el verdadero show. Dado que el colectivo lo tomaba a la misma hora todo los días también estaban los mismos pasajeros. Al subir siempre había un señor con el bolso cruzado que leía el diario y bajaba en liniers. Un trabajador pensaba yo por la ropa que llevaba, quizá una fábrica, estación de servicio, no tenía uniforme, pero siempre era la misma ropa y el díario Clarín de cada día. No viajaba mucha gente a esa hora. Yo salía temprano para no agarrar el malón de gente y además por que disfrutaba llegar temprano a la facultad, leer un rato, tomarme un té, repasar la clase, charlar con algún que otro amigo mañanero. Entonces el colectivo empezaba su recorrido, subian siempre dos chicos lindos en el trayecto, yo imaginaba que tenían buenos trabajos y obviamente imaginaba que tenían novia. Para mi toda esa era gente grande, gente que hacía cosas que yo no llegaría a hacer dado que no me gustaba. Pobres pensaba. También subían los que iban como yo a estudiar (porque llevaban cuadernos y libros). Yo pensaba, ¿que pensará el resto de la gente de mi?. ¿Imaginarían como yo? Nunca lo supe. Si alguno faltaba, pensaba que podía estar enfermo o había pedido el día por estudio o simplemente había perdido el colectivo. Yo nunca perdía el colectivo. Lo que podía pasar es que tomara el anterior. Y ahí si que llegaba muy temprano. Los libros y materias que habré estudiado arriba de los colectivos. Otra cosa que me obsesionaba era saber que llevaba la gente en la cartera, la mochila (me sigue obsesionando al día de hoy y sigo pispeando.... me gusta saber que sacan de ahí). Pero más me obesionaba cuando encontraba a alguien leyendo, debía llegar a leer el titulo y el autor (si no lo conocía) de la obra. Torcía mi cuello mucho si era necesario, era insistente y volvía a mirar y lo descubría. Una vez viajé con un chico que estaba leyendo el mismo libro que yo de poesia de Alejandra Pizarnik, y eso que no es un libro muy común que digamos.
Había días que estudiaba bastante en el colectivo o leía o escuchaba música, pero no dejaba de presenciar el show. Me alegraba la mañana. En esos días mucho celular no se usaba, y mp3 y esas cosas menos. Algún día a alguno habré saludado. Siempre hablaba con el colectivero. Era como algo familiar y seguro para mi. Comentarios del día, que a donde iba. Me convertí en esos pobres que solia ver en el colectivo todas las mañanas.
Suposiciones
El sentido de la vida
¿Por que hay situaciones que vivimos, actividades que hacemos, encuentros que tenemos que no tienen sentido en el presente o en el momento que se producen pero si en el futuro, cuando nos damos vuelta para atras y vemos armando un perfecto rompecabezas donde todo calza perfectamente? ¿Por que no vivimos con la seguridad que lo que hacemos tiene sentido en este momento, que es así, aceptarlo, por que tenemos que esperar a ver el maldito perfecto romepecabezas armado?
miércoles, marzo 19, 2008
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